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Cómo tratar un conflicto con un alumno en la tutoría individual
En estos artículos que estoy dedicando a la tutoría no quiero dejar pasar la oportunidad de hablar de esas reuniones de tutoría individual que son consecuencia de un conflicto. Ya me imagino que muchos de los profes que sois tutores habréis pensado en los post anteriores que me estaba escapando de hablar de las que son más problemáticas y que sin duda son las que consideramos las más difíciles. Pues no. Ya ves que no. No pienso escaparme de hablar de esas porque sé que, por desgracia, son muy habituales y cuantas más herramientas tengamos para manejarlas, menos tiempo nos exigirán, más rápidamente podremos volver a enfocarnos al objetivo prinicipal que es la educación y la formación de nuestros alumnos, menos trabajo vamos a tener y menos estrés vamos a soportar.
Vamos a concretar qué es lo que podemos hacer para tratar un conflicto en una sesión de tutoría indivdual con un alumno de manera eficaz y sin convertirlo en un juicio. Nosotros no somos ni jueces, ni policías, somos profes. Algo mucho más complicado que requiere mucha más habilidad y sensibilidad y que además tiene much más sentido en una sociedad y en su futuro en convivencia.
Primero, antes de sentarte con el alumno, piensa en lo siguiente, ¿cuál es el objetivo de la reunión con el alumno en conflicto? ¿Qué quieres conseguir de esa reunión? ¿Cuál es la mejor solución posible? ¿Cuál es el mejor estado de ánimo que debes tener para llegar a esa solución? ¿Cuál es el mejor lugar para hacerla? ¿Qué información necesitas que no tengas? ¿Cuál es la postura del centro? ¿Qué dice el reglamento en estos casos? ¿Qué margen de negociación tienes? Estas preguntas son la clave del planteamiento previo para tratar un conflicto. Si vas a intentar resolver algo y no sabes cuál es la solución ideal y las cirunstancias, estás completamente perdido en un mar de posibilidades y es más que probable que la reunión no llegue a ninguna parte. Cuando eso ocurre significa que necesitarás más tiempo y más esfuerzo para resolver el conflicto. Lo que yo te recomiendo es que el análisis sea previo y sepas, antes de empezar, de manera muy clara cuál es el objetivo que persigues hablando con ese alumno que ha generado el conflicto que sea.
Segundo, dirige la reunión tú. Como en el caso de la reunión con la familia, has de ser tú quien lleve la conversación por el camino del tema del conflicto. Otro día hablaremos de otras cosas, pero si esa tutoría individual es por un hecho concreto, no te desvíes de él. Reconduce constantemente la conversación.
Tercero, cuida mucho tu comunicación no verbal. Cuanto más control tengas sobre tus emociones, más control tendrás sobre la situación y más objetivo podrás ser. Nada de gritos, nada de puñetazos en la mesa, nada de hacer el papel de poli malo. Si intentas eso estás jugando con unas cartas que no son las que un profe maneja bien. Jamás serás un matón de banda callejera, ni un inspector de policía de serie americana, así que ni lo intentes. Se verá sobreactuado, histérico, poco enfocado al objetivo y no te llevará a nada más que a perfer el tiempo y generar más conflictos. La calma es la mejor baza que tienes, no la pierdas por querer montar un espectáculo que no te llevará a ninguna solución.
Cuarto, cuida mucho el entorno donde se hace la entrevista. De eso ya hablábamos en un anterior post sobre las tutorías en general. Si en circunstancias normales ya es muy importante que el lugar donde se desarrolla la comunicación sea el adecuado, en situaciones de conflicto aún lo es más. De todo esto encontrarás mucha información en mi libro sobre comunicación que podrás descargarte gratis desde la Biblioteca.
Quinto, negocia con el margen que tengas, pero siempre ten presente el reglamento que maneja el centro. Si ese documento no vale, hay que cambiarlo, pero si es el que está en vigor, utilízalo. No pasa nada porque alguien reciba una sanción. Lo malo es que luego a esa persona se le estén pasando facturas constantes más allá de la sanción que ha recibido. Se equivoca, se le sanciona y empezamos de nuevo. No hay condenas a perpetuidad, sino segundas oportunidades. Tenlo en cuenta y trabaja mucho en la reunión para dejarlo claro y comprometerte a que esa sanción no supondrá ningún tipo de estigma posterior.
Sexto, sé imaginativo en las soluciones. Busca siempre que estas beneficien a ambos lados del conflicto, no solo a uno o a ninguno. En muchos casos que he revisado sanciones a raíz de conflictos escolares de todo tipo me he encontrado que cuando he hablado con los tutores o con los equipos directivos nadie sabía explicarme el «para qué» de la sanción final y en qué beneficiaba a las partes en conflicto. Muchas sanciones lo que conseguían era convertir al responsable (no me gusta nada la palabra culpable) en una especie de héroe y a la persona agraviada (me gusta aún menos hablar de víctima) en alguien sin capacidad de resolver sus problemas.
Te garantizo que si tienes en cuenta estas seis recomendaciones tan sencillas, ahorrarás tiempo, esfuerzo y estrés y conseguirás mejores resultados, una convivencia mejor y seguir educando, que es de lo que se trata siempre en nuestro trabajo. ¡Ah! y no olvides que quizás la primera vez que trates un conflicto solo sea «hablar para volver a hablar».
Jaume Josa, febrero de 2017