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Cómo hacer una buena orientación a tus alumnos
La orientación de tus alumnos de cara a su futuro es una de las funciones más importantes que puede hacer un tutor o un profesor al que le pidan ayuda en ese sentido. La razón es que si el alumno encuentra un objetivo final interesante y un camino para llegar a él, estará mucho más motivado para superar las dificultades que, a buen seguro, surgirán por el camino. Si, por el contrario, el alumno no sabe muy bien porqué está estudiando algo o porque tiene que hacer eso o lo otro, seguramente buscará excusas para no hacerlo que le llevarán de manera irremediable al fracaso o, como poco, a sufrir mucho más su trabajo como estudiante.
¿Profe, pero yo por qué tengo que estudiar filosofía si nunca voy a ser filósofo?
Por mi experiencia te diré que los profes que como respuesta apelan a la utilidad que siempre dará en la vida conocer el pensamiento de esos filósofos o lo que enseña a pensar sumergirse en esas distintas formas de pensar sobre los temas trascendentales de la vida no consiguen mucha motivación de sus alumnos; en cambio los que simplemente dicen, » si quieres ir el año que viene a la uni, esto es un requisito imprescindible» consiguen muchos más resultados; y si encima el alumno está muy muy motivado para ir a la Universidad, justamente a esa facultad porque eso le lleva a un futuro profesional que va a suponer la vida que quiere vivir, ese ya ni te pregunta por filosofía y hace que le encante.
Ese es el poder enorme de una buena orientación.
En mi consulta de coaching el perfil de cliente que ahora más encajaría con mi target actual como coach ya no es el de «profesional de más de 40 años, harto de su jefe y su trabajo que busca una orientación laboral nueva», sino el de «joven que hasta ahora tenía muy buenos resultados y que a mitad de carrera se da cuenta que eso no le gusta nada y no sabe qué hace aquí». Te aseguro que esos casos me llegan con mucha más desesperación y desorientación que los otros. Con una buena orientación en las etapas de secundaria yo no tendría ese cliente angustiado sentado en mi despacho, estoy seguro.
Vamos a ver qué es lo que puedes tener en cuenta para hacerlo muy bien.
Primero. Olvídate del año que viene y viajemos al futuro. Es fácil para los alumnos pensar a corto plazo, como diría el profesor Keating en «El Club de los poetas muertos«, tus alumnos creen que son inmortales, por tanto no necesitan pensar en su futuro, o este está tan cerca que se puede olfatear en forma de fin de semana, más allá es el espacio interestelar.
Segundo. Obliga a pensar cómo quiere vivir su vida como profesional. Que tenga sensaciones concretas, si te atreves, haz que cierre los ojos y sienta… ¿Cómo quieres vivir? ¿Cuánto dinero quieres ganar? ¿Qué horarios quieres tener? ¿Quieres trabajar los fines de semana? ¿Cuándo quieres hacer vacaciones? ¿Quieres tener jefe? ¿Quieres ser el dueño? ¿Cómo es tu día a día? ¿Cómo son tus compañeros? ¿Al aire libre o en un lugar cerrado? ¿Con horario fijo o sin horario?… Estas preguntas ayudan a destrabar las creencias de lo que no nos atrevemos a querer. Atiende muy bien a sus respuestas porque cuando empecemos a rebobinar será muy importante que sean coherentes con lo que se plantea aquí.
Tercero. Ahora toca centrarse en qué es lo que le gusta. Ya he dicho en otras ocasiones que hoy en día, en pleno siglo XXI el combustible más importante para conseguir el éxito viene del depósito de lo que haces porque te gusta mucho. Así que encontrar lo que más le gusta hacer, te dará pistas de qué es lo que puede convertir en su negocio o en su profesión. No es fácil, lo sé. Parece fácil decir lo que te gusta, pero no es así cuando le ponemos la presión de convertirlo en nuestra profesión. Además el alumno te pondrá a prueba, y lo que te dirá que le gusta, así a bote pronto, no habrá manera de convertirlo en su profesión. No pasa nada, es parte del juego, insiste y verás como encontrará lo que le gustaría convertir en profesión, en ese momento solo hará falta cambiar el condicional por el presente y ya lo tendrás.
Cuarto. ¿Cómo se llega a eso? ¿Hace falta ir a la Universidad para prepararse para ese futuro profesional o es mejor hacer una formación profesional? En cualquiera de los dos casos hay que informarse de lo que supone esa preparación formativa. Recomienda a tu alumno que busque esa información, no se la des, no le expliques nada aunque lo sepas. Que investigue, que visite lugares donde eso se aprende y vea cómo son y qué le piden.
Quinto. Más allá de lo que necesita aprender a nivel formativo hay lo que necesita aprender a nivel de personalidad. ¿Para ser (lo que sea que se haya propuesto ser) qué hace falta a nivel de carácter, de personalidad, de valores? ¿Qué puntos fuertes has de tener? ¿Los tienes todos? ¿Cuáles te faltan? ¿Cómo los conseguirás? Eso no lo va a aprender en la Universidad ni en ningún centro de enseñanza si no sabe que lo necesita. Así que vamos a abrirle los ojos y que se dé cuenta de lo que necesita SER más allá de lo que necesita APRENDER.
Sexto. Una vez decidido lo que quiere hacer en su vida y por tanto tenemos definido el camino que lo lleva a ese objetivo, toca empezar ya. ¿Qué es lo que vas a hacer distinto mañana mismo? ¿Qué es lo que desde mañana ya vas a empezar a entrenar? ¿Con qué animo te tomarás tus estudios actuales teniendo en cuenta que, ahora sí, ya tienes un objetivo?
Estos cinco pasos te llevan a hacer una excelente orientación profesional y ya verás como eso hace que su presente mejore sencillamente porque todo cobra sentido.
Jaume Josa, marzo de 2017