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¿Qué es el orden en un sistema y cómo equilibrarlo?
El orden es una de las tres piezas clave del funcionamiento de cualquier equipo. Un equipo de personas es un sistema, de eso ya te hablaba en el post de la semana pasada. Cuando hablamos de coaching sistémico (y ya sé que a ti, profe, esto te suena a chino y piensas que no va contigo) nos centramos en los elementos que son cohesionadores de ese sistema, que son las causas, en lugar de centrarnos en los síntomas de que esos elementos estén desequilibrados, que son los problemas. Como te decía hace una semana, si nos centramos en resolver los problemas sin reparar el sistema, estamos haciendo un trabajo muy poco productivo ya que ese desequilibrio del sistema hará que aunque resolvamos un problema concreto, este aparezca en otra forma similar. Eso nos lleva a la sensación de ser los bomberos de la empresa, o del cole y te aseguro que esa no es una situación nada satisfactoria.
Hoy vamos a ver todo lo que gira al entorno del primero de los equilibradores del sistema que es el ORDEN.
En un grupo de personas puede haber muchos órdenes distintos. Ayer mismo hice con mis alumnos de segundo de márqueting una serie de ejercicios para explicarles cómo esto era algo que debíamos tener en cuenta cuando preparábamos una campaña de márqueting en medios de comunicación. Puedes ordenar a tus alumnos por alturas, por edades, por tiempo que llevan en el cole, por las notas que obtienen, por lo cerca del cole que viven, … Todo eso son órdenes posibles que en muchos casos te parecen irrelevantes para el trabajo que has de hacer con ellos, pero que en todos ellos aportan una información que si la tienes en cuenta te proporcionará resultados muy interesantes. Por ejemplo, tener el orden claro del nivel de los alumnos te permite hacer trabajos en equipo en los que se potencia el trabajo cooperativo o que por el contrario solo dicen lo que ya sabes y no ayudan a nadie a mejorar. Si a tus alumnos les dices «juntaros en grupos de cuatro» sin ningún criterio de orden, lo más probable es que se junten los cuatro que ya se conocen y que comparten muchas características; los cuatro mejores, los cuatro amiguetes, los cuatro que quedan colgados, los cuatro con peor nivel, los cuatro que hacen fútbol, las cuatro que hacen gimnasia, vamos nada nuevo… En cambio si tienes en cuenta uno de esos órdenes del sistema, el de su nivel, puedes crear grupos en los que todos aprenderán de todos. Es fácil, uno de los mejores, dos de los que estarían en la franja de rendimiento en la media y uno que tenga muchas dificultades. El orden en ese grupo de cuatro debe estar claro, el que obtiene mejores notas habitualmente tiene la obligación de liderar el equipo y los demás deben aprovechar ese liderazgo para crecer y obtener la nota del trabajo que habitualmente consigue su compañero. Todos aprenden, todos ganan, todos contentos.
De entre los desequilibrios del orden que más problemas generan yo destacaría mucho el del liderazgo que no se ejerce. Ese es el generador de caos más grande que te puedes encontrar en un equipo. Me explico. En un grupo ha de haber un líder que está establecido por definición, por su función; el profe en la clase, el director en el claustro, el jefe de departamento entre los profes del área, el entrenador en el equipo, … Es la persona que «por contrato» ha de ejercer ese papel porque su función en el equipo es justamente la de liderar. ¿Qué ocurre cuando esa persona no lo ejerce? Pues es fácil, que otro toma ese lugar. No digo que siempre ocurra que quien toma ese lugar es para fastidiar o para liarla o para promover la Revolución de Octubre, no. Lo hace por tendencia natural, por supervivencia, para ayudar, porqué se da cuenta de que se puede hacer algo más, porque se aburre con los estímulos que le llegan de su líder y también para demostrarle a su jefe que es un patata y le manda a él que es un crac. En cualquiera de esos casos el resultado es una montaña de problemas. El grupo duda de a quién seguir y eso acabará dividiéndolo, el líder natural se enfrenta al líder establecido y siempre ganará el líder natural, pero a costa de generar muchos problemas en el sistema. Conflictos en reuniones, problemas de disciplina, enfrentamientos entre partidarios, manifestaciones de descontento y desconfianza, críticas y chismorreos, malos resultados por parte del equipo… vamos, el caos.
Empieza por poner ORDEN en el sistema y empezarás a resolver problemas. Decide quién es el que lidera cada equipo, cada proyecto, cada objetivo y haz que tenga los recursos para hacerlo. Los recursos externos, materiales y humanos, pero también y más importantes, los recursos de carácter, actitud y personalidad. Si no los tiene, ¡ojo! Deberás estar atento. Darle tú el apoyo y los recursos o acabarás comprando una manguera para apagar fuegos.
Jaume Josa, febrero de 2017