13 diciembre, 2016

Liderazgo en el aula para profes 10

liderazgoMuchas veces hablo en este blog de liderazgo en el ámbito de la escuela y muchas veces explico que cuando doy alguna charla o algún curso a profes y directores de centros de enseñanza detecto una especie de alergia a la palabra líder. La verdad es que me cuesta entender porqué. Muchas personas, por desgracia, siguen asociando la idea de liderazgo a la idea de “el que manda” y no tiene absolutamente nada que ver. Quizás en el siglo XX sí, pero en el XXI son cosas absolutamente distintas. Cuando hablábamos de las preguntas en el primer post de la semana anterior y te comentaba el caso de Enric Lladó ya te explicaba que su idea de liderazgo, que comparto absolutamente, no tenía nada que ver con “mandar” a nadie sino en liderar proyectos que unen a personas.

A mí me gusta la palabra líder y liderazgo y liderar e incluso una más que es “liderarse”. Las personas que entienden el concepto liderar como sinónimo de conseguir que los que forman nuestros equipos desarrollen el máximo de su talento y pongan en juego el máximo de su potencial son personas que luego saben enfocarse a sus propios objetivos y, por tanto, lideran su propia vida.

Ese es el estilo de liderazgo que a mí me gusta y el que siempre pongo en práctica con los equipos con los que tengo la suerte de trabajar, tanto si son mis alumnos como si son mis colaboradores profesionales o los equipos de hockey sobre patines que he dirigido como entrenador o en los que he estado como jugador.

No sé si ese es tu estilo de liderazgo, no sé ni siquiera si te has planteado cuál es tu estilo de liderazgo. Da igual. En cualquier caso quiero que tengas muy claro que, si no es el que tienes, puedes cambiarlo por un estilo de liderazgo mejor, más adaptado a la realidad del siglo XXI. En el pasado se exigía obediencia y disciplina y eso creaba personas y equipos poco críticos, sumisos y con muy pocas ideas de cambio. Hoy en día necesitamos atraer talento. Los buenos líderes del siglo XXI son aquellos que se convierten en imanes de personas con talento y esas personas no quieren ser lideradas por alguien que solo les pida obediencia y fe ciega. Ni hablar. Son tan buenos, saben tanto, tienen tantos recursos que no quieren un líder que les corte las alas. Puede que pienses “cuando me encuentre con gente de tanto talento ya cambiaré”. Ya tienes gente con tanto talento en tus aulas: tus alumnos son esas personas, lo que pasa es que aún no lo saben. Necesitan un líder que se lo diga y ese puedes ser tú. ¿Te gusta la idea de que a ti te lidere alguien que desarrolle todo tu talento? A mí sí. Pues a tus alumnos también les gustará.

Si aún no sabes cómo hacerlo, en este blog encontrarás muchas formas de conseguirlo y lo puedes aprender. Yo no sabía hacerlo. Yo era un líder del siglo XX, diría que de principios del siglo XX porque era un fanático de mandar, no de liderar. Te contaré una historia que algunas veces explico que, por supuesto, es cierta y que te ayudará a creer que puedes cambiar todo lo que quieras, también sobre tu forma de liderar.

Hace ya muchos años, unos veinte calculo,  cuando yo era director de un colegio con más de mil alumnos y casi 80 profesores, detectamos que teníamos algunas dificultades de comunicación que generaban problemas y trabajo excesivo e innecesario. Dándole vueltas a las posibilidades de solución que teníamos tomamos la decisión de contactar y contratar a una persona para que durante un curso entero hiciera un análisis de la comunicación en el centro y nos ayudara a cambiar aquellas cosas que eran mejorables con una visión exterior más abierta y más objetiva. Elegimos a María de los Ángeles Vargas, una profesional de la que teníamos muy buenas referencias y empezó a colaborar con nosotros para mejorar nuestra comunicación.

Pedimos autorización a todos los que formaban la comunidad educativapara que ella pudiera entrar en cualquier reunión, tutoría, clase, claustro… que hubiera en la vida del colegio. Ella tomaba notas, detectaba puntos de mejora y cada jueves a las cuatro de la tarde nos encontrábamos en mi despacho para comentar los aspectos que ella había estudiado y ver cómo podíamos establecer estrategias de mejora. Una semana, después de las vacaciones de Navidad, me dijo que quería hablar conmigo de mi comunicación con los demás de mi equipo. Yo, por supuesto, le dije que encantado.

Cuando se sentó al otro lado de la mesa de despacho gigante que tenía me preguntó “¿Puedo ser sincera con usted? Yo le dije que sí, por supuesto. Me miró y me dijo “Su comunicación me parece de alguien repulsivo”. Me quedé sin habla. Exactamente dijo eso. Hubiera podido decir cualquier otra cosa, pero eligió esa palabra, “repulsivo”. No sé exactamente qué le pasó al Jaume Josa de aquella época, pero debí pensar que tenía razón. A partir de eso no paré de cambiar cosas hasta conseguir que ahora nadie de los que trabaja conmigo piense nunca ni en sueños que mi manera de liderar es repulsiva. No quiero volver a ser repulsivo nunca, así que me esfuerzo mucho y siempre me recuerdo a mí mismo que eso no puede volver a pasar.

Mírate al espejo de tu estilo de liderazgo y no tendrás que esperar a que nadie te diga lo que le parece tu estilo para cambiarlo.

¿Cómo crees que debes ser para conseguir que los que trabajan contigo desarrollen todo su potencial? La respuesta la tienes tú: crea las condiciones ideales que harían que tú desarrollaras todo tu talento.

Jaume Josa, diciembre de 2016

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