21 febrero, 2017

El equilibrio entre dar y recibir en tu clase

Balance ConceptEste es otro de los tres aspectos de los que hablabámos en el post de hace dos semanas, que junto al orden i a la pertenencia al grupo te ayudarán a equilibrar el sistema que formas con tus alumnos y a evitar problemas.  En muchas ocasiones pedimos más de lo que damos o nos dan menos de lo que nosotros ofrecemos y eso es la fuente de muchos problemas que pueden estar en estado latente, pero al final acaban estallando en forma de conflictos que hay que resolver. Eso supone tiempo, preocupaciones, trabajo añadido e ineficacia, ya que resolver problemas no debería ser el trabajo de un profe, sino enseñar y educar, haciéndolo de una forma atractiva, que facilite la motivación del alumno y que lleve a la mejora de lo que esa persona está estudiando. Si tienes que ocuparte de los problemas, tienes menos energía para las soluciones.

¿Qué significa el equilibrio entre dar y recibir? En la relación de pareja es algo bastante claro. Si tú le das a tu pareja afecto, alegría, atención, amor y tiempo de calidad y, en cambio, tu pareja te responde con desinterés, preocupación obsesiva por su trabajo, tristeza y tiempo basura, es más que probable que te sientas fatal y acabes por dejar a tu pareja. Que la dejes será el final de un proceso cargado de problemas que te desgastarán muchísimo. Todo eso parte de una situación de evidente desequilibrio entre dar y recibir. Cuando eso ocurre en un sistema de personas tan complejo como es una clase o un colegio las posibilidades de problemas diversos son enormes y casi infinitas y, no tengas la menor duda, de que acabarán apareciendo con el despliegue de todo el catálogo.

Así que evita que entre tus alumnos y tú, como profe, haya desequilibrios entre lo que unos dan y lo que reciben. También es interesante que estés atento a que entre los alumnos no haya situaciones de desequilibrio, si siempre ayudan los mismos, al final tendrás problemas que deberás resolver.

Vamos a ver algunos ejemplos de situaciones a evitar para no tener problemas con el equilibrio entre dar y recibir.

  • Si mandas un trabajo, lo has de corregir. Ya he hablado de lo mal que me parece que un profe mande un trabajo y luego lo liquide con un visto, sin ni siquiera molestarse en revisarlo. Tu alumno se sentirá muy poco atendido y pensará que le has tomado el pelo.
  • Atiende a tus alumnos estando muy presente. Aubnque para ti algunos de sus problemas sean tonterías lógicas de la edad, para ellos y ellas son su vida. No saben aún cómo manejarlos y, si recurren a ti, es porque confían que encontrarán soluciones en ti. Eso es un honor que has de devolver con tiempo de calidad y atención individualizada.
  • Dedica tiempo a la corrección de exámenes y trabajos con espíritu no de examinador, sino de educador. Pregúntate siempre qué  es lo que educas con lo que escribes en un examen de un alumno cualquiera. Ya sé que eso supone tiempo, pero es que tu alumno también ha dedicado tiempo a preparar ese examen. Si es importante el resultado de algo y el tiempo que los alumnos han dedicado a ello, sé tú luego el que dedique tiempo a comentar la corrección con espíritu positivo, para que luego lo hagan mejor, no para cortarles la cabeza a los que hayan fallado. Recuerda lo que decíamos sobre los exámenes hace unos días.
  • Sonríe si quieres que sonrían; sé amable si quieres que sean amables; atiende si quieres que atiendan; ocúpate si quieres que se ocupen; dedícales tiempo si quieres que dediquen tiempo. Es fácil, «Quid pro quo».
  • Si quieres que les guste lo que explicas haz un esfuerzo porque te guste lo que hacen tus alumnos.

profeEn resumen, que esto de equilibrar dar y recibir es bastante más sencillo de lo que parece. Ya lo ves en esa imagen. Y sí ya sé que tú también quieres que lo que das se equilibre con lo que recibes. Lo sé y tienes razón de quererlo. Los profes tenemos el mismo derecho que los alumnos, por supuesto. Lo úncio que pasa es que, como ocurre en muchos juegos, hay alguien que es el que le ha tocado empezar a jugar. Tomátelo como el que lleva las blancas jugando a ajedrez, mueves tú; o el que juga a tenis y le ha tocado sacar; no puedes no ser tú el que empieza a jugar a este juego del equilibrio entre dar y recibir.  Te ha tocado y debes hacerlo muy bien para esperar que eso luego regresará a ti con tantos beneficios como ha salido de ti.

Jaume Josa, febrero de 2017

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