10 mayo, 2016

¿En qué eres muy bueno? Cómo cargar las baterías de autoestima (las tuyas y las de tus alumnos)

Monday morning again

Hoy te voy a hablar de uno de los ejercicios más difíciles que utilizo en mis clases y a la vez el más útil con mucha diferencia. Yo parto de la idea de que para que alguien haga cosas extraordinarias ha de creer que es extraordinario. Tiene lógica ya que si le haces creer que es un imbécil es bastante difícil que consiga salir de esa dinámica, con lo que es muy probable que acabe haciendo imbecilidades. Sorpresas, pocas. Así que lo que yo hago siempre desde que era entrenador de hockey sobre patines con 17 años es hacer creer a mis jugadores que son mejores de lo que creen que son y entonces lo que ocurre es que ganan los partidos que nadie pensaba que iban a ganar. Si quieres saber cómo se hace esto que parece magia, solo tienes que seguir leyendo. Y si pones la cara del de la foto, ¡cámbiala YA!

El objetivo del ejercicio es que mis alumnos conozcan sus puntos fuertes y a partir de eso mejoren su autoestima y en consecuencia sepan que tienen condiciones para que les vaya bien y, por tanto, se interesen por encontrar aquello que puede que hacer que vivan una vida que sea muy interesante. Si consigo que se vean a sí mismos como personas con mucho valor lo que consigo es que no quieran perderlo.

Para simplificar: si alguien no tiene nada de valor (o le han hecho creer eso); no tiene perspectivas de futuro y a lo que hace no le ve ningún sentido es más que probable que solo tenga interés por reventar tu clase. Por tanto, hay que romper esa ecuación añadiendo un factor que lo cambie todo: su valor, algo que muy probablemente no sabe que tiene.

Vamos a probarlo con un conejillo de indias: TÚ.

Dicen que los buenos generales no se esconden en los despachos y se enfangan en el campo de batalla, así que baja aquí que te espero en medio del barro.

Haz una lista de las cinco características principales que tienes tanto a nivel personal como profesional. TUS PUNTOS FUERTES.

Sí, tú. Sí, ahora mismo. Imagina que eres un producto (que lo eres) y vas a tener que venderte a tu público (que vas a tener que hacerlo cada día), ¿qué venderías de ese producto? Elige pocas cosas, no te enrolles, pero han de serciertasincuestionablesse han de reflejar sin que las digas y has de estar orgulloso de poseerlas. Vamos allá:

1.

2.

3.

4.

5.

Ayer mismo empecé un curso en una empresa sobre diseño de objetivos y comunicación y en la presentación les pedía tres cosas: que me dijeran cuál era su función en la empresa; qué problema querían resolver con el curso que iba a empezar y la última, que me dijeran su virtud principal. Solo pedía una y se convirtió en la parte más difícil de las tres con mucha diferencia. Cuando hago este ejercicio en clase con mis alumnos y les pido cinco, muchos se pasan una hora y no han escrito nada en su hoja de papel. Nada. Y se van angustiando, incomodando y poniendo mala cara. Estoy seguro que piensan “¡Vaya profe tocanarices que nos ha tocado este curso! Podría haber empezado con cualquier otra cosa.” O algo así, con muchos más insultos. Me gusta que lo piensen, porque es verdad. Hacer salir a mis alumnos de su zona de confort es una de mis obligaciones como profe, así que sé que están todos asomándose a su zona de confort, están en la barandilla, pensando que cuando den el paso se caerán al vacío. ¡Fantástica sensación! Porque estamos a punto de saltar.

Con este último párrafo te he dejado unos minutos para que pensaras en tus cinco virtudes principales ¿las tienes ya?

Tener claro cuáles son nuestros PUNTOS FUERTES tiene muchas ventajas en nuestra vida diaria y es muy importante tenerlo claro. Muchas veces llegan a mi consulta personas que usan como excusa para no haber conseguido algo “Es que a mí no me han valorado nunca”. Yo siempre les hago la misma pregunta “¿Y tú, te has valorado mucho?” La respuesta suele ser el silencio. Yo creo que lo que no nos pedimos a nosotros mismos no se lo podemos pedir a los demás. Si yo quiero que me traten muy bien, el primero que ha de tratarse bien soy yo; si yo quiero que me valoren, el primero que se ha de valorar soy yo mismo; si yo quiero que se sepan mis virtudes, el primero que se las ha de decir para tenerlas muy claras soy yo mismo. Así que pregúntate ahora:

¿Quieres que te animen a conseguir todo lo que quieras?

¿Quieres sentirte valorado?

¿Quieres que se conozcan tus virtudes?

Pues ya sabes la respuesta: HAZLO TÚ PRIMERO CONTIGO MISMO.

Cuando te plantees hacerlo chocarás con un muro de hormigón, ya te aviso: tus creencias sobre la modestia.

Las creencias pueden ser nuestro principal aliado o nuestro peor enemigo y son el conjunto de ideas en forma de frases que nos han pasado durante años (incluso siglos) nuestros entornos culturales, sociales, familiares, educativos… No entraré en este tema hoy -ya lo dejo para otro día- pero en el aspecto de la modestia aún estamos educados en modo siglo XX. En el siglo pasado la educación era la de la época industrial dirigida a un modelo de trabajo en serie, así que obedecer, ser disciplinado, aceptar lo que te dicen y NO DESTACAR era imprescindible, porque sino el sistema se tambaleaba. Pero ojo, el siglo XX terminó y estamos en el siglo XXI y lo que necesitamos ahora en los profesionales al menos del mundo occidental son valores como lacreatividad, la originalidad, la capacidad de liderazgo, la disposición al trabajo en equipo y la iniciativa. Todas estas características imprescindibles de un profesional de nuestro mundo actual están ligadas a la idea deDESTACAR, por tanto, deja de querer ser gris y pasa a ser de colores; deja de pensar como los demás quieren que pienses y empieza a pensar como solo tú puedes hacerlo; deja de esconderte en la masa y saca la cabeza para decir “¡soy muy bueno en todo esto, compradme!

Más ventajas del ejercicio.

  • Piensas un buen rato en ti mismo
  • Te tienen que ayudar los de tu entorno
  • Tienes que empezar a ver lo normal que tú haces como algo extraordinario
  • Valorarás lo que hasta ahora no has valorado

Y el premio final: cuando tengas tu lista de las cinco virtudes sabrás que puedes enfrentarte a situaciones complicadas y vencerlas.

Un ejemplo para que veas que yo no soy nada modesto:

Dos de mis principales virtudes son la facilidad para organizarme y la capacidad de trabajo. (Tengo más, pero ahora me referiré a estas.) Como sé que eso es así y cada día me lo digo un montón de veces, cuando me encuentro con una situación que sé que me va a suponer organizarme muy bien para conseguir acabar un proyecto importante estoy absolutamente convencido de que esos dos de mis puntos fuertes me ayudarán mucho a conseguirlo. Eso me da tranquilidad y me carga las pilas de la autoestima muchísimo.

¿Tienes ya tus cinco puntos fuertes?

 

Jaume Josa, mayo de 2016.

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