28 junio, 2016

7 actitudes de Luis Enrique que facilitarán la convivencia con tus alumnos

Luis-EnriqueY seguimos una semana más con estos post que enlazan el mundo del fútbol y el mundo de la educación. Hoy lo que vamos a ver es qué es lo que hizo Luis Enrique, el entrenador del F.C Barcelona, para conseguir dos años seguidos enderezar dos situaciones extraordinariamente complicadas y utilizar la convivencia en el vestuario como un trampolín hacia el éxito. Con este artículo pretendo demostrarte eso que se dice muchas veces de que las crisis son una oportunidad de conseguir el éxito, siempre que las sepamos manejar. Vamos a verlo.

Tener mucho carácter es una de las características comunes a los tres entrenadores que hemos visto hasta hoy en esta serie de post y también lo será del cuarto que veremos en el post del jueves. Pero tener mucho carácter -o tener mala leche- no suele ser una fuente de buen rollo si se utiliza de manera desmesurada, en cambio, si se aprovecha para conseguir la motivación propia y la del equipo, se convierte en una herramienta clave del éxito.

  • Rectificar

Cuando hablo de Luis Enrique en mis charlas y conferencias siempre lo pongo como ejemplo de lo que significa rectificar. Cuando uno toma decisiones debe hacerlo muy convencido de lo que hace, eso es evidente; pero eso no significa que uno siempre vaya a tener razón. Por tanto, es interesante que la decisión vaya acompañada de la capacidad de rectificación e caso de que eso sea necesario. Si juntamos ambas habilidades, la combinación es imparable. Cuando Luis Enrique se encuentra la bomba activada que se encontró dejando en el banquillo a Leo Messi en la primera parte del partido contra la Real Sociedad a la vuelta de las vacaciones de navidad del año 2015, puede hacer dos cosas: plantarse o rectificar. Está muy claro que optó por la segunda. Eso es de inteligentes. Si con la primera pierdes, es de tontos seguir con esa; al menos hay que probar la otra. Y eso, con la inestimable ayuda del capitán Xavi Hernández, es lo que hizo el técnico. Resultado: buen rollo y los tres títulos más importantes del año.

  • Superar los momentos malos

Que va a haber momentos malos a lo largo de un curso o una temporada es más que seguro. Así que entrenarse para gestionarlos va a ser extraordinariamente útil para el liderazgo del equipo humano en el que estamos. Salir reforzados como grupo de esos momentos de malos resultados es lo que marca la diferencia entre los equipos mediocres y los extraordinarios. En todo momento, tras perder cuatro partidos seguidos y quedar eliminados de la Champions League, el mensaje fue positivo y de unión por parte de toda la plantilla. Eso significa que el mensaje estaba muy integrado en el ADN del grupo, porque eso no se puede improvisar, hay que cultivarlo durante mucho tiempo para que dé frutos.

Cultiva el optimismo, la confianza, la unión en tus clases y tus equipos de trabajo y verás cómo luego, cuando lo necesites, eso resolverá muchos problemas y os permitirá volver al camino del éxito. Nunca juegues a sembrar discordia, nunca les mientas, no juegues a dos bandas, no separes buenos de malos. Sencillamente porque no hay dos bandos, no hay buenos ni malos, somos un equipo con nuestros alumnos y los éxitos de ellos son los tuyos como profe. Lo de divide y vencerás solo debe aplicarse a los enemigos y si piensas que tus alumnos lo son, tienes un grave problema.

  • Gestionar el caos

En los momentos difíciles, Luis Enrique ha demostrado una gran capacidad para gestionar los tiempos y las palabras. Mensajes claros, bien aprendidos, integrados y monolíticos de puertas afuera y de puertas adentro. Eso simplifica mucho lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer. La comunicación se simplifica y los problemas se manejan mejor.

Haz lo mismo en momentos de caos o de crisis y verás cómo es mucho más sencillo gestionar esa incertidumbre, ese vértigo. No te vuelvas loco. Insiste en lo que ha funcionado y revisa lo que no. Usa una comunicación clara y directa.

Luis Enrique no quería lío con Messi, ni alimentar ninguna polémica con el mejor jugador del mundo, porque sencillamente es mejor tenerlo a favor y contento que en contra y molesto; lo que hizo entonces fue no mandar ni un solo mensaje que pudiera ser malinterpretado por nadie. Defensa del crac y confianza en el equipo. ¿Te imaginas lo que hubiera pasado si tras ese incidente con el astro argentino el entrenador se hubiera permitido una ironía o una duda sobre la gastroenteritis que le impidió ir al entrenamiento con público del día después de perder en San Sebastián?

  • No pasar facturas

Los buenos líderes no tienen entre sus frases esa que dice “Esta me la guardo”. No sirve de nada, el rencor no ayuda al equipo. ¿Qué clase se líder busca la venganza con los suyos? Solo un idiota que no ha entendido nada. Pase lo que pase cuando nos proponemos algo nuevo hemos de dejar de lado lo ocurrido, sino cualquier intento de cambio es una pérdida de tiempo que en lugar de acercarnos al éxito nos lleva de cabeza a más problemas. Si Messi tuvo una actitud incorrecta y el propio entrenador se equivocó son su arrogancia, eso eran cosas del pasado. Cuando uno es inteligente se le supone que sabe hacer algo tan sencillo como rectificar, por tanto, hay que darle el crédito de que lo va a hacer. El pasado ya no cambiará nada, el presente y el futuro, sí.

Recordar los incidentes y guardártelos para pasar facturas es algo que no te ayuda nada a liderar personas. Espero que a la próxima que escuches e una junta de evaluación que alguien dice algo así como “Esta se la debía”, saltes sobre la yugular del que lo diga y le arranques la cabeza como a un langostino.

  • Disciplina clara

Que estés dispuesto a ceder no significa que no tengas que dejar claro lo que hay que hacer, las normas de convivencia y lo que jamás vas a permitir que pase. En la época de Luis Enrique como técnico del Barça es la época en que menos multas por llegar tarde se han puesto a los jugadores de la plantilla. La razón es clara. Lo que no se puede hacer no se va a permitir.

La disciplina en el aula es solo una herramienta más, ni siquiera la más importante, pero es absolutamente imprescindible. Si piensas que yendo de profe enrollado con el que no hay normas vas a liderar estás muy equivocado. Las normas han de ser lógicas, bien explicadas, muy bien justificadas en función del éxito del equipo y de los objetivos y fáciles de aplicar y respetar. Una vez cumplen esas condiciones es más que probable que no las tengas que recordar siquiera, pero si no las dejas claras, hay un día en que las vas a necesitar y ese día será tarde para decidirlas.

  • Mucho trabajo

Los éxitos no se pueden garantizar nunca. NI en deporte ni en prácticamente nada. Manejar la incertidumbre, los imprevistos y las circunstancias será algo que nos ayudará cada día a hacerlo mejor pero que no va a garantizar el éxito. Lo que sí podemos garantizar es el trabajo. El correr por cada balón. Si corremos como el que más, nuestra calidad puede ser que nos haga ganar más partidos y que al final ganemos campeonatos, pero si solo utilizamos la calidad sin trabajo es probable que hagamos exhibiciones, pero no ganaremos ningún trofeo.

Esta filosofía de trabajo les será muy útil a tus alumnos. Esfuérzate y libera el resultado. Ya verás cómo este será una consecuencia de lo otro. Pero esfuérzate al máximo, al cien por cien, y lo demás no pretendas controlarlo. Este es un mensaje liberador para tus alumnos. No tienen que centrarse en la liga, sino en hacer todo lo posible para hacer bien cada jugada del curso, para correr más que nadie en el partido que se juega en cada clase.

Mira este vídeo y verás como el vloger Luzu explica lo mismo utilizando la metáfora de los ladrillos; o en este vídeo de la película Un domingo cualquiera en que la metáfora se hace con las pulgadas que hay delante de cada jugador en un partido de fútbol americano.

  • Celebrar los éxitos

Por supuesto que ser muy disciplinado, muy trabajador y muy metódico no está reñido con celebrar los éxitos. Ganar es difícil y hay que trabajar mucho para conseguirlo, precisamente por eso cuando se consigue el éxito es imprescindible celebrarlo.

No dejes de celebrar los pequeños o grandes logros de tus alumnos que también son los tuyos. Me asombro cuando alguien que ha conseguido con esfuerzo aprobar todo con una nota de seis tras mucho esfuerzo solo escucha que “A ver cuando subimos a siete”. Por supuesto que deberá subir a siete y a ocho y a sobresaliente, pero nunca antes de haber aprendido a celebrar el seis que tanto le ha costado conseguir.

¿Cuál será tu triplete o tu doblete con tus alumnos? ¿Qué harás para conseguirlo? ¿Cómo lo celebrarás?

¡A copiar! Esta vez de Luis Enrique

 

Jaume Josa, junio de 2016.

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