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Las 4 actitudes que debes valorar mucho en tus alumnos
Esta semana la estoy dedicando a algo que a los profes nos preocupa mucho: la actitud. Incluso en la mayoría de planes educativos es un valor en la nota en muchas etapas educativas. Hemos empezado en el anterior post por las 4 actitudes que como profe debías tener si quieres potenciar el talento de tus alumnos. Ahora vamos a ver las 4 actitudes que debes valorar mucho en tus alumnos para que demuestren ese talento y sean profesionales de más valor cuando se incorporen al mercado laboral.
Primero déjame que te haga una reflexión que suelo hacer en las charlas y conferencias que doy tanto a profes como a alumnos y que a muchos les sorprende.
Por primera vez en la historia está ocurriendo que los alumnos que en el colegio obtienen las mejores notas, acceden a la universidad sobradamente y en la facultad obtienen notas altísimas no ocupan directamente los lugares de dirección en las empresas a las que van. Por primera vez en la historia no es así, insisto. Hasta hace muy poco que alguien obtuviera excelente en sus notas era garantía de que luego iba a ser quien liderara equipos, empresas, organizaciones, proyectos… ero ahora resulta que en el siglo XXI ya no es así. Ayer mismo una persona con la que estuve hablando después de una conferencia que di en una jornada de emprendedores me decía que habían organizado una cena con sus compañeros de instituto y al que le iba mejor era al más caradura de todos. Los que habían obtenido las mejores notas trabajaban por algo más de 1.000 euros al mes, mientras que ese en concreto había convertido la pescadería de barrio de su madre en una multinacional de importación y exportación de sushi y se pasaba la vida viajando entre Japón y Europa viviendo una vida apasionante y ganando mucho dinero en una empresa que empleba a un montón de gente. ¿Cómo es eso posible?
La razón hay que buscarla en las actitudes y habilidades que uno entrena mientras está haciendo esto que llamamos estudiar, en el cole, el instituto o la universidad. Mientras uno, para obtener las mejores notas, ha tenido que dejar de lado su espíritu crítico para contentar lo que sus profes le pedían (fuera absurdo o no), el otro ha desarrollado una capacidad de decisión enorme sobre lo que le interesa y lo que no; mientras uno ha tenido que dejar de lado su vida social, el otro la ha potenciado siempre; como el primero no ha tenido que negociar nada porque ha sido muy disciplinado no ha aprendido a hacerlo, mientras que el otro como siempre estaba ocupado con otras cosas mucho más divertidas, luego ha tenido que ir trampeando situaciones complicadas para salir de los líos e ir tirando hacia adelante; mientras uno se ha vuleto aburrido, el otro cada día comunica mejor y es más seductor; mientras uno es muy obediente, el otro es muy creativo; mientras uno está estudiando horas y horas, el otro ha encontrado maneras de hacerlo en poco tiempo porque hace deporte, tiene novia, sale de fiesta…; mientras uno ha confiado en su memoria, el otro lo ha hecho en su intuición y en su capacidad de resolver problemas;… podría seguir con más ejemplos. Al alumno estudioso, disciplinado, obediente, callado, unitarea, lo hemos premiado hasta finales del siglo XX, pero empieza el siglo XXI y ahora con todo eso no le sirve más que para trabajar para otro; al segundo, sin querer, lo hemos convertido en el mejor preparado para esta época en que la comunicación, la simpatía, las soluciones fáciles, la iniciativa, no tener miedo a equivocarse, el riesgo, ser multitarea y la seducción son fundamentales para liderar.
Vamos a ver, pues, cuáles son las 4 actitudes que has de potenciar en tus alumnos.
Primera. El espíritu crítico. Sí, ya sé que te fastidia que un alumno ponga todo lo que se dice en tela de juicio. Lo sé. Pero eso es clave en el siglo XXI y ese alumno que es crítico con todo lo hace mejor que los que, aunque lo que dices les parezca absurdo y los obligue a no dormir para hacer una lista de problemas absurdos o preparar un examen el día en que se juega la final de la Champions, lo hacen sin rechistar simplemente «porque lo ha dicho el profe». Si te gustan esos alumnos y potencias a los obedientes, estás entrenando a personas a ser profesionales sin iniciativa y mal pagados.
Segunda. La aceptación del error sin dramatizar. Seguro que tienes alumnos en tus clases que cuando tienen un «fracaso» se desmontan. Esos que lloran incluso cuando habían pensado que les pondrías un 10 y resulta que solo sacan un 7. Los que se enfadan y entonces se vengan de ti no hablándote hasta que la siguiente nota es ese diez que esperaban. ¡Pobrecitos los que tienen esta actitud! ¡Cuánta pasta se dejarán en psicólogos, coachs, psicofármacos y terapias diversas! En cambio ese alumno que cuando saca un cero o un diez no lo exagera, este es un animal perfectamente adaptado al hábitat del siglo XXI en que se desarrollará su vida. El que aprende de su manera de jugar a videojuegos y eso lo aplica a su formación y a su vida tiene todas las posibilidades de tener éxito. Sí, el que juega a videojuegos lo que hace es que cuando «lo matan» en el videojuego, vuelve a empezar hasta que en esa pantalla ya no lo matan. Sigue jugando divirtiéndose hasta que ya no lo matan y gana el juego. Ese será un gran profesional del siglo XXI y sus ideas le darán una vida muy interesante.
Tercera. La capacidad de negociar. Admira mucho y anímale a seguir haciéndolo a ese alumno que cuando el grupo quiere cambiar de fecha un examen es quien se ofrece a negociar contigo. Despierta a los que jamás se atreverían a hacerlo. Negociar, como te decía en el anterior post, es clave para sobrevivir. Lo negociamos todo. Y si encima cuando lo tienes delante te sonríe y tiene argumentos divertidos y notas que te está seduciendo, apláudele públicamente. Ese alumno es un crac. Es valiente, es atrevido, es alguien que apuesta por causas «aparentemente» perdidas, es el que lidera y es el que confía mucho en su comunicación.
Cuarta. La de encontrar atajos. Creo que era Steve Jobs que decía que si quieres que tu equipo haga un tabajo difícil en poco tiempo busques a un vago para que lo haga. Es lógico, el vago encontrará el camino más sencillo porque eso está en su esencia. Yo no sé si diría tanto. No soy alguien vago, así que supongo que mis creencias me impiden hacer apología de la vagancia, aunque hay un libro muy interesante que lo hace que se titula Buenos dias, pereza. Pero está claro que en los colegios deberíamos enfadarnos mucho menos con los alumnos que copian. En mis charlas y en mis clases siempre digo que los colegios son los únicos lugares del mundo donde se valora mal copiar. Incluso en márqueting hay un término superchulo para eso, «Benchmarking«. Qué recoge la idea del extraordinario valor que tiene en el mundo de los negocios algo tan perseguido en los coles como es copiar. Valora a los que encuentran soluciones fáciles y originales porque de ellos es el reino del éxito.
Ya sé que algunas de estas actitudes son justamente las que has perseguido en tus clases, pero si le das vueltas a mi argumento, verás que, bien reconducidas, seán actitudes clave en su éxito futuro y además se lo pasarán muy bien en ese camino hasta que lo consigan. No está nada mal el plan.
Jaume Josa, diciembre de 2016